miércoles, 28 de noviembre de 2012

La propaganda belicista Por: SAMAEL AUN WEOR


“Esta raza caduca y degenerada ya no piensa sino en matar. Esto de matar y matar, sólo es propio de cualquier raza humana degenerada. A través de la televisión y del cine, los agentes del delito propagan sus ideas criminosas”.

“Los niños y niñas de la nueva generación reciben diariamente a través de la pantalla de la televisión y de los cuentecitos infantiles y del cine, revista etc., una buena dosis venenosa de asesinatos, balaceras, crímenes espantosos, etc. Ya no se puede poner a funcionar la televisión sin encontrarse uno con las palabras llenas de odio, los balazos, la perversidad”.

“Nada están haciendo los gobiernos de la tierra contra la propagación del delito. Las mentes de los niños y de los jóvenes están siendo conducidas por los agentes del delito, por el camino del crimen. Ya está tan propagada la idea de matar, ya está tan difundida por medio de las películas, cuentos, etc., que se ha vuelto totalmente familiar para todo el mundo. Los rebeldes de la nueva ola han sido educados para el crimen y matan por el gusto de matar, gozan viendo morir a otros. Así lo aprendieron en la televisión de la casa, en el cine, en los cuentos, en las revistas”. 

“Por doquiera reina el delito y nada hacen los gobiernos para corregir el instinto de matar desde sus mismas raíces. Toca a los Maestros y Maestras de Escuelas, Colegios y Universidades, poner el grito en el cielo y revolver el cielo y tierra para corregir esta epidemia mental. Es urgente que los Maestros y Maestras de Escuelas, Colegios y Universidades, den el grito de alarma y pidan a todos los gobiernos de la tierra la censura para el cine, la televisión, etc. El crimen se está multiplicando terriblemente debido a todos esos espectáculos de sangre y al paso que vamos llegará el día en que ya nadie podrá circular por las calles libremente sin el temor de ser asesinado”.

“La Radio, el Cine, la Televisión, las Revistas de sangre, le han dado tal propagación al delito de matar, lo han hecho tan agradable a las mentes débiles y degeneradas, que ya nadie se tienta el corazón para meterle un balazo o una puñalada a otra persona. A fuerza de tanta propagación del delito de matar, las mentes débiles se han familiarizado demasiado con el crimen y ahora hasta se dan el lujo de matar por imitar lo que vieron en el cine o en la televisión”.

“Los Maestros y Maestras que son los educadores del pueblo están obligados en cumplimiento de su deber a luchar por las nuevas generaciones pidiendo a los Gobiernos de la tierra la prohibición de los espectáculos de sangre, en fin, la cancelación de toda clase de películas sobre asesinatos, ladrones, etc. La lucha de los Maestros y Maestras debe extenderse también hasta el toreo y el boxeo”.
“El tipo del torero es el tipo más cobarde y criminoso. El torero quiere todas las ventajas para él y mata para divertir al público. El tipo del boxeador es el del monstruo del asesinato, en su forma sádica que hiere y mata para divertir al público. Esta clase de espectáculos de sangre son bárbaros en un ciento por ciento y estimulan a las mentes encaminándolas por el camino del crimen”. 

“Si queremos de verdad luchar por la Paz del Mundo, debemos iniciar una campaña de fondo contra los espectáculos de sangre. Mientras dentro de la mente humana existan los factores destructivos habrá guerras inevitablemente”.

“Dentro de la mente humana existen los factores que producen guerra, esos factores son el odio, la violencia en todos sus aspectos, el egoísmo, la ira, el miedo, los instintos criminales, las ideas belicistas propagadas por la televisión, la radio, el cine, etc.”

“La propaganda por la PAZ, los premios NÓBEL DE PAZ, resultan absurdos mientras existan dentro del hombre los factores Psicológicos que producen guerra. Actualmente muchos asesinos tienen el premio NÓBEL DE PAZ”.

El inevitable tema recurrente de todos los años: el salario


Vuelve la “mula al trigo”, como suelen decir los mexicanos; desde años el proletariado y los amos del capital para estos días suelen enfrentarse con la finalidad de “acordar” la situación salarial, pero jamás se han puesto de acuerdo… 

Así como el buey o el caballo de labranza después del duro trabajo recibe cierta cantidad de alimentos para reparar sus fuerzas, así también y en forma semejante, el pobre trabajador recibe su salario… 

La bestia de labranza goza con el pasto, la caña, la avena y demás alimentos y el pobre trabajador goza con su salario. Hombres y bestias deben trabajar y reparar sus fuerzas por medio de los alimentos con el único propósito triste y desgraciado de enriquecer a los capitalistas. ¡Cómo negar esta cruda realidad!

A veces suben los salarios pero también suben en forma simultánea los artículos alimenticios, entonces de nada sirve que suban los salarios. A veces bajan los salarios y suben los precios de los artículos alimenticios, entonces hay más hambre y miseria. La Ley del valor no ha podido resolver en forma justa la cuestión complicada y difícil del salario.

En una de las asambleas de la Organización Mundial del Trabajo, uno de sus miembros planteó: “Toda mercancía tiene un doble valor: Primero: valor de cambio. Segundo: valor de uso. Hablando en lenguaje totalmente económico, no es absurdo considerar la "fuerza de trabajo" como un tipo especial de mercadería que claramente se distingue de todas las demás mercaderías. El valor de uso de la "fuerza de trabajo" es diferente al valor de uso de cualquier otra mercadería”.

Esto quiere decir que los valores de cambio producidos por la "fuerza de trabajo" resultan superiores a esta mercancía llamada fuerza de trabajo. El valor de uso de la “fuerza de trabajo” es diferente al valor de uso de cualquier otra mercancía. 

“Ostensiblemente –considera una de las encíclicas papales- con unas tres o cuatro horas de trabajo el trabajador gana su salario, pero el capitalista no se contenta con tres o cuatro horas de trabajo, el capitalista quiere dinero y más dinero y por ello exige jornadas de ocho, diez, doce y aún más horas de trabajo, con el inconfesable propósito de producir más y más valores de cambio, es decir, más y más mercancías, más y más ganancias para enriquecer sus caudales”.

Se debe tener en cuenta que la mercancía llamada "fuerza de trabajo" debería cambiarse por su justo precio, pero desgraciadamente no es así, el capitalista paga solamente el trabajo necesario, pero el trabajo excesivo, el sobre trabajo, no lo paga, se lo roba. 

“Pagar poco y trabajar mucho”, ese es el lema de los capitalistas; el capitalista se roba la mercancía llamada “fuerza de trabajo”, ésto se ve a simple vista y con la complicidad de las autoridades de trabajo.

Si en un platillo de la balanza de la justicia ponemos el salario y en el otro platillo de la balanza ponemos la mercancía llamada “fuerza de trabajo”, es claro que esta última, inclinará totalmente la balanza de la justicia a su favor. 

Según un informe de la OIT, “en muchos países se ha establecido la jornada de trabajo de ocho horas, pero como el salario es bajo el trabajador sale perdiendo. Ningún salario de hambre merece ocho horas de trabajo ni aún siquiera los buenos salarios pueden acreditar jornadas de ocho horas de trabajo porque los valores de cambio son inmensamente más ricos que el salario recibido”.

No debemos olvidar que los valores de cambio son las mercancías producidas por la “fuerza de trabajo” de los trabajadores. Al capitalista no le importa un comino la balanza de la justicia. El capitalista no tiene más ley que la de las bestias feroces, tragar... 

En muchos países la jornada de trabajo es de ocho horas pero los capitalistas se ríen de esta ley cuando pueden. En muchos países y al margen de la ley, los capitalistas establecen por su propia cuenta y riesgo, jornadas de diez y doce horas de trabajo; se convierten en Legisladores a su modo y para su propia conveniencia. Dice el dicho vulgar: "El hambre tiene cara de hereje", los trabajadores con hambre tienen que aceptar las exigencias injustas del capitalismo y sin derecho a quejarse porque de lo contrario pierden el trabajo…

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Matar es el acto de mayor corrupción humano




La masacre cometida en zona rural al norte del departamento de Antioquia en días pasados, nos deja cavilando muy seriamente en nuestro país. Al consultar las estadísticas de criminalidad de los países latinoamericanos nos sorprende sobremanera de ser éste uno de los más violentos y destructivos de vida humana, y lo que es peor, parece que vamos alcanz ando un nivel aberrante en esta materia dantesca.

Matar jamás ha resuelto ningún problema. Con matar a una persona no se resuelve nada; pero sí cae sobre el asesino el oprobio de ser un sujeto corrupto, un degenerado en franco estado involutivo; ciertamente es un enemigo de la sociedad, de la civilización y de la cultura. 

Matar a un ser humano es algo demasiado rudo, tosco, monstruoso, abominable. El asesino es una máquina inconsciente, estúpida, que despedaza a sus semejantes con la finalidad execrable de satisfacer sus pasiones bestiales, como el odio, la venganza, la ira, el rencor, el amor propio herido, los celos, el robo, etc., etc.

Ninguna forma de asesinato puede tener justificación alguna. Con matar a otro no se resuelve ningún problema en la vida. Matar huele a canibalismo, a vida de cavernas, a bestialidad del peor tipo, a arco, a flecha, a lanza, a orgía de sangre, es a todas luces incompatible con la civilización. Todos los asesinos son cobardes, medroso. 

En estos momentos de crisis mundial y de bancarrota de los todos los valores éticos y morales, toca a los maestros y maestras de Escuelas, Colegios, Universidades, enseñar a sus alumnos y alumnas la verdad sobre el asesinato. Deben llevar a sus alumnos y alumnas a experimentar conscientemente la entropía psicológica en que se encuentra el asesino. 

Si las gentes tuvieran plena conciencia de lo que es esta tremenda verdad de asesinar, si los Maestros y Maestras supieran educar sabiamente a sus discípulos y discípulas, ningún ciudadano se dejaría llevar por los pensamientos espurios y las emociones negativas, que los encaminan hacia el asesinato.

Un nuevo tipo de educación hay que impartir en estos instantes de decadencia social y política, donde lo más importante ha de ser el desarrollo de la ética y la mora más que aprender a leer o escribir, o repetir como grabadora las materias del plan escolar, porque ¿qué hacemos con un médico, un abogado, un ingeniero, un técnico en cualquier tópico, etc., que tenga grandes conocimientos pero es capaz de asesinar? 

Debe impartirse ahora mismo en todas las Escuelas, Colegios y Universidades, una educación que revolucione a la Inteligencia, a la Conciencia que es lo más digno que tiene todo ser humano, porque es precisamente desde los bancos de la Escuela, donde se debe trabajar para la Paz. Es urgente que las nuevas generaciones se hagan plenamente conscientes de lo que es la barbarie de matar, de despedazar un cuerpo humano…

En las Escuelas, Colegios, Universidades, debe ser analizado y comprendido a fondo lo que es la enemistad y el asesinato en todos sus aspectos. 

Los jóvenes no deben dejarse convencer por la propaganda belicista, ni por las razones de los “viejos”, porque a una razón se le opone otra razón y a una opinión se le opone otra, pero ni los razonamientos ni las opiniones son la verdad sobre la guerra, sobre el asesinato, sobre las matanzas. 

Lo importante no son los razonamientos sobre la guerra, sobre la violencia, sobre las masacres y cosas parecidas, sino experimentar la verdad de lo que son estos antivalores humanos, esta decadencia… 

“Es imposible experimentar la verdad del no matar –dice S.S. Dalai Lama-, si excluimos la meditación íntima profunda. Sólo la meditación muy profunda puede llevamos a experimentar la verdad sobre el impulso asesino”.

Los Maestros y Maestras no sólo deben darles información intelectual a sus alumnos y alumnas. Los maestros deben enseñar a sus estudiantes a manejar la mente, a experimentar la verdad….