lunes, 4 de junio de 2012

EL INDIVIDUO Y LA SOCIEDAD Por: SAMAEL AUN WEOR


Ha llegado la hora de reflexionar seriamente sobre nuestro propio destino. Las grandes potencias del mundo tienen puestos sus ojos en nuestra querida tierra latinoamericana.
         
América es su bocado apetecido y todos quieren saborearlo. América ha sufrido lo indecible y ama su libertad. América ha conquistado su independencia en los campos de batalla, la independencia es algo que nos ha costado mucha sangre.
         
El problema del mundo es el problema del individuo. Las Revoluciones de sangre y aguardiente no resuelven nada. Sólo mediante la inteligencia resolveremos el problema del hambre y de la miseria, sólo mediante la inteligencia podemos salvar a nuestra sagrada tierra. Sólo con la inteligencia podemos vencer al monstruo del comunismo.
         
La sociedad humana es la extensión del individuo. Si queremos realmente un cambio radical, si queremos un mundo mejor, un mundo sin hambre, necesitamos cambiar individualmente, cambiar dentro de nosotros mismos, alterar dentro de nuestra propia individualidad los abominables factores que producen en el mundo hambre y miseria. Recordemos que la masa es una suma de individuos. Si cada individuo cambia, la masa cambiará inevitablemente.
         
La sociedad es la extensión del individuo. Si el individuo es codicioso, cruel, despiadado, egoísta, etc., así será la sociedad. Es necesario ser sinceros con nosotros mismos, nosotros, cada uno de nosotros es malo y por lo tanto la sociedad tiene que ser mala inevitablemente. Esto no lo puede resolver el monstruo comunista, esto sólo lo puede resolver el individuo.
         
Es urgente acabar con el egoísmo, y cultivar el Cristo-centrismo. Sólo así podemos hacer un mundo mejor, es indispensable eliminar la codicia y la crueldad que cada uno llevamos dentro, sólo así, sólo cambiando el individuo cambiará la sociedad porque ésta, sólo es la extensión del individuo. 
         
Hay dolor, hay hambre, hay confusión pero  nada de esto se puede eliminar mediante los procedimientos absurdos de la violencia, quienes quieren transformar el mundo a base de revoluciones, de sangre y aguardiente o con golpes de estado y fusilamientos, están totalmente equivocados, porque la violencia, sólo engendra más violencia, y el odio más odio. Necesitamos paz, si es que queremos resolver problemas, necesitamos paz si es que realmente queremos salvar a América Latina.
        
 No se deshacen las tinieblas a manotazos.  Sino trayendo la luz. Tampoco se deshace el error combatiendo cuerpo a cuerpo con él, sino difundiendo la verdad, sin necesidad de atacar el error. Todo cuanto la verdad avance, todo eso el error habrá de retroceder, no hay que resistir al mal sino practicar incondicionalmente el bien y enseñar sus ventajas por la práctica; atacando el error provocaremos el odio de los que yerran, y así de equivocados llegarán a hacerse malos.
         
Atacando el mal provocaremos el rencor de  los malos, y así los malos serán peores. Lo que
necesitamos es difundir la luz par disipar las tinieblas. Es urgente analizar los principios fundamentales de la dialéctica marxista y demostrarle al mundo la tremenda realidad de que estos no resisten un análisis, son pura sofistería barata. Hagamos luz si es que queremos vencer a las tinieblas, no derramemos sangre. Ha llegado la hora de ser comprensivos.
         
Se hace necesario estudiar nuestro propio yo si es que realmente amamos a nuestros semejantes, es necesario comprender que sólo acabando con los factores del egoísmo y la crueldad que cada uno de nosotros lleva dentro, podemos hacer un mundo mejor, un mundo sin hambre y sin temor.
         
La sociedad es el individuo. El mundo es el individuo. Si el individuo cambia fundamentalmente, el mundo cambiará inevitablemente.
         
La América está en grave peligro y sólo transformándonos radicalmente como individuos, podemos salvarnos y salvar a la América.

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